sábado, 21 de junio de 2014

El tiempo pesa.

739 veces ha parpadeado el cursor antes de que pulsara la primera tecla. 
Aquí estoy, encadenando letras, vomitando sentimientos que tal vez nunca leerás, o quien sabe, escribiendo algo de verdad que tratarás de ignorar. 
Tengo un montón de preguntas que nunca obtendrán respuesta, eres el único capaz de responderlas y yo soy incapaz de formulártelas. Me da vergüenza reconocer que te quiero, no por lo que implica, sino por lo que pierdo.

Hace más de un año que el destino te cruzó en mi camino, y puede que aún no haya dejado que el mismo me cruzara en el tuyo, pero es que soy incapaz de romper este muro que nos separa por miedo a que la magia termine,  o lo que es peor a que toda esta magia sea verdad y es que no sabría qué hacer. Me es mucho más cómodo llorar porque no me correspondes que comprobar que existe una reciprocidad. Puede que no al mismo nivel, es obvio que te he idealizado, que con el paso de los días y con el peso del tiempo  yo misma he ido alimentando una historia que no es real, y un sentimiento que puede que no exista, pero temo cruzar la línea de la realidad y comprobar lo imbécil que soy, por querer a alguien que no he tocado, ni olido, ni saboreado. Conozco tu voz, tu físico, tu risa, tus espasmos antes de correrte, tus suspiros, pero.... ¿y si no eres de verdad? 
Si me estás leyendo pensarás 'piensas demasiado' y sí, joder, tienes razón. Debería dejarme llevar, o puede que no, o puede que ya sea tarde, febrero, abril... son meses que me matan, meses en los que desperdicié la oportunidad de poner fin a esta locura, de darle respuesta a todas mis preguntas. Pero el miedo y la inseguridad se apoderan de mí. Menos cuando me corro para ti, entonces cruzaría puentes y derribaría muros. 
Maldita cabeza la mía. Maldito tú. Que pierdo el norte cada vez que apareces, y con un simple 'hola' tiras por tierra cualquier propósito de dejarte ir. Es paradójico que quiera frenar mis dedos, esos que te escriben, que te mienten cuando me preguntas si estoy bien, y que a la vez se me desborde el corazón.


Soy consciente de lo que he escrito, entre otras cosas porque lo he leído veinte veces, y lo he pensado otras tantas, pero creo que confesar abiertamente que estoy perdida en este cruce de caminos y que no sé gestionar bien mis sentimientos es la mejor manera de dar un paso. 
El tiempo dirá si para adelante o hacia atrás.

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