miércoles, 30 de abril de 2014

Soy.

Soy.

Soy de las que no se rinden fácilmente, pero tiran la toalla cada cinco minutos.
Soy de las que se come el mundo, pero luego se atraganta.
Soy de las que habla antes de pensar, pero piensa todo lo que debería haber dicho.
Soy de las que confía ciegamente en los que quiere, pero desconfía de todo el mundo.
Soy fácil de convencer, pero difícil de entrar en razón.
Soy un libro abierto, pero que nunca leerás del todo.

Soy pura contradicción.
Pero soy.

Persona.


Esperar y otras formas de morir.

Esperar es otra forma de alejarse, dicen. Y cuánta razón, oye,
¿Esperar a qué?
A que nos hagan daño, a que nos quieran, a que nos escriban, a que nos llamen, a que nos silencien, a que nos olviden, al verano, a la medianoche. Nos pasamos la vida esperando. Trenes que no llegan, estaciones que no abren, gente que desaparece, y otra que está llegando. Esperamos no sufrir, no llorar, en definitiva, esperamos para nada. Porque los trenes llegan, puntuales, en nuestra mano está subirse o no, disfrutar del viaje y por supuesto decidir en que parada bajarse, o de lo contrario ver si descarrila el tren o llega a su destino.
La gente llega, y se va, algunos se quedan más tiempo del que pensábamos y otros, desaparecen sin ni siquiera haberse sentado.

Esperamos, pudiendo ir a por lo que queremos. Llama, escribe, habla, silencia, escucha, baila, grita, llora, siente, sueña, ríe, folla, canta, cocina, ama, quiere... ¿Por qué esperar? ¿Miedo? El miedo no te hace libre, ni te evitará sufrir, ni caer, ni llorar.

lunes, 28 de abril de 2014

Yo sigo, ¿y tú?

Sigue siendo Abril, sigo sin sentir la presión de tus dientes en mis pezones, sigo latiendo fuerte al pensarte, sigo corriéndome en la distancia. Sin ti. Pero contigo.

Sigo llevando desabrochada el alma, sigo queriendo beber de ti, besar tus lunares, morderte la cadera, cantarte en el coche, sigo queriendo ver  fútbol contigo, correrme en tu boca, escribirte en la espalda, gemir en tu almohada. 

Por supuesto que sigo necesitando vestirme con tu abrazo, rozarme con tu piel, empaparme de tu aroma, sigo deseando dejarme las rodillas mientras te pierdes en mi boca. Y sigo ansiando ese momento en el que me llenas, con tu risa, con tu boca, con tu polla y con tu piel.
Sigo queriendo ir, pero esa sensación de paralización sigue.
Sigo queriendo irme, pero contigo, sigo queriendo que te vayas, pero conmigo.

Sigo, y tú? 


sábado, 26 de abril de 2014

Sueños.

Tengo agujetas en el olvido de tanto forzarlo a que se vaya contigo.
Pero aquí estoy soñándote de nuevo, la misma cama, la misma almohada, la misma ausencia. 
Shhh, no digas nada. Sólo mírame, envuélveme con tu mirada, deja que beba de tu risa, que baile al ritmo de tus latidos. Besa mi ombligo y calma estas mariposas que no me abandonan, acaricia esta piel que se eriza al pensarte, al oírte. 
Ven, aquí somos tú y yo. Sin ser nosotros, pero siendo dos. Dos que se hacen uno al rozarase, al olerse, al sentirse. Aquí follamos y hacemos el amor, entre risas, caladas y alcohol, una vez que abra los ojos sólo me queda masturbarme tu recuerdo. 

Mañana te espero en la misma cama, en el mismo sueño.

viernes, 25 de abril de 2014

Ven.

Una palabra.
Una sílaba.
Tres letras.
Dos consonantes.
Una vocal. 
Mil sensaciones.

Ven, me dice siempre. Aún no sé porqué no he ido, no sé que fuerza sobrehumana me impide ir, en busca de algo que me hará feliz, no para siempre, pero sí siempre que dure ese viaje. La felicidad es intermitente, lo sé. Supongo que en esta oscura soledad con trazos de tristeza me siento muy cómoda.
Quizás un voy, en vez de un ven me daría el mismo miedo pero más tranquilidad.


viernes, 11 de abril de 2014

7 vidas

A veces creemos que somos gatos, y no sólo porque nos pasamos la mayor parte de nuestra vida, lamiendo nuestras heridas, que también, me refiero a que vivimos como si tuviéramos seis vidas más.
Puede que caigamos de pie, puede que se nos ensanche el pecho cuando queremos aparentar ser más fuertes o más grandes, puede incluso que al sentir miedo nos hagamos un ovillo y que si tuviéramos rabo lo esconderíamos bajo las piernas.
Todo eso lo hacen los gatos, pero nosotros no lo somos.
Algunos vivimos esta vida mal, como si esto fuera el Candy Crush, y en la siguiente vida pudiéramos hacer las cosas mejor, y no es así, vivimos mal, e incluso los hay que más que aprovechar la vida, la desvivimos, y qué mal amigos, qué mal.
No tenemos 7 vidas.
Tenemos una, y desgraciadamente no podemos elegir la duración de la misma, así que igual estamos empeñados en juntar caramelos de color verde, cuando deberíamos ir petando los azules y los rojos. No sé si me explico...

¿Cuántas vidas vas a perderte?

jueves, 10 de abril de 2014

Ojalá me despierte y no busque razones.

Silencio. 

Sigue apareciendo tu cara en la pantalla, sonrío antes de descolgar. Más silencio. Un tímido '¿sí?' me atraviesa la garganta, como si no supiera que eres tú. Como si no me ardiera tu nombre en los labios, como si no me desbordara el corazón por el pecho, como si no se me erizara la piel al saberte ahí, al otro lado. 
Los dos sentados en nuestras respectivas camas, te oigo respirar, me empapo de tu risa y de golpe empiezan a atropellarse una a una todas las palabras que salen sin sentido por mi boca, para ser una despedida hay demasiadas risas, te burlas de mi Barça y de que el Atlético de Madrid nos haya eliminado, pero te oigo reír, y ni se me ocurre contraatacar. Hay un poco de tensión cuando dejamos las bromas al lado, el nudo en la garganta, el pecho encogido y las lágrimas brotando, es la última vez que te oiré reír. 

Esa risa, que a ratos me da la vida y otros me la quita. 


Llegan las buenas noches y los besos, unas ganas locas por no colgar pero el pulgar se me adelanta, y rompo a llorar. Le doy al play y suena "Extremoduro - Si te vas" me abrazo al móvil somo si fueras a notar el calor de mi pecho, como si fueran a quemarme menos los llantos ahogados. Consigo dormirme, y despierto sin dolor en el pecho, pero con resaca de recuerdos. Te busco en el móvil, como una idiota que pide distancia pero desea ese 'Buenos días' que cambie el mundo, mi mundo. Me doy cabezazos contra la almohada, me relajo y analizo todo lo que ha pasado estos días, y decido comerme el Jueves. Pero a eso de las 5 ya me he atragantado. No estás. No estarás. Y todo lo que esta mañana fueron risas, y sonrisas ahora son pucheros y nudos en el estómago, peleo con mi niña interior por no ponerme a patalear mientras escribo estas líneas. Por no llamarte. ¿Cuántas canciones vas a costarme? ¿cuántos insomnios? 

Será larga la noche, y muchas las tentaciones de buscarte. 

Hasta pronto, A. 




P.D: Ojalá me despierte y no busque razones.