lunes, 24 de febrero de 2014

Habitación 410

Aún me pregunto qué hubiera pasado si hubiera subido contigo. Pregunta retórica porque sé muy bien que hubiera pasado.

Habría entrado con el pulso acelerado, la sonrisa nerviosa y la vista anclada en el suelo, las manos en los bolsillos jugando con alguna de las múltiples monedas que siempre llevo sueltas, o con las llaves de casa, que siempre guardo por inercia en el bolsillo izquierdo, esperando que dieras el primer paso, ofreciéndome asiento en el borde de la cama.
Una cama enorme, con almohadas, cojines y un edredón de plumas blanco. Menudo cuadro, tú en una esquina y yo en otra, tímidamente me voy quitando el abrigo y la bufanda, a pesar de los 8º grados que habíamos dejado en la calle, estoy empezando a sudar, serán los nervios o las capas de ropa que llevo encima. Mientras dejo a mitad de camino entre tu pierna y la mía el abrigo y la bufanda observo la habitación, justo delante nuestro hay una especie de escritorio de madera con una pequeña lámpara, una silla de la que cuelga tu chaqueta, a la derecha la puerta de la habitación, un pequeño armario, un pequeño balcón y una puerta que deduzco que será el baño.

Silencio, cruce de miradas, tímidas sonrisas... De pronto te pones en pie, caminas hacia el escritorio y sacas del cajón el ipod "Tranquila voy a poner un poco de música" me dices mientras juegas con la pantalla, yo te sigo observando sin saber muy bien cuál será tu siguiente paso.
Suenan los primeros acordes de la canción y nos miramos, te acercas .. Va a pasar, lo sé, lo sabes. Me besas, hundiendo tu lengua en mi boca como si ella te diera la vida, con prisa, con deseo, con ganas. Tiras de mi pelo hasta hacer que mi espalda se amolde a ese suave edredón mientras te quitas la camiseta, joder, está pasando! Tiro de tu mano hasta que caes sobre mí y rodamos mientras nos comemos, mientras jugamos a conocernos con las manos. Suspiros, mordiscos, desnudez, gemidos, sexo, arañazos, cachetes, sonrisas, besos, caricias, miradas, abrazos...

Abro los ojos, pestañeo un rato hasta que me ubico, no es mi casa ni estoy sola, tu pecho pegado a mi espalda, tu brazo cubriendo mi pecho, tu boca rozando mi nuca "buenos días" dices mientras clavas tu sonrisa en mi mejilla.


Vale, puede que no hubiera pasado así, pero eso no significa que no quisiera que pasase.

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